En mi caso particular (Diego), se amplifica esta mejora en la calidad de vida con el hecho de que encontré trabajo. Si bien esto quiere decir que no tengo el tiempo para pasear por la ciudad como tenía antes, ahora no siento la presión que sentía antes entonces siento que puedo aprovechar más tranquilamente el tiempo que tengo. El romance con Paris es total por estos momentos. Me imagino que ya pasará, pero a veces camino por las calles y pienso: "En que belleza de ciudad me tocó vivir".
Hoy te tarde tuve uno de esos momentos. Tengo un viaje bastante largo desde mi trabajo a casa. Como quería hacer un poco de ejercicio, me bajé en Place de la Republique y me fui caminando hasta casa desde allí. Decidí tomar por un camino nuevo que no conocía. Al pasar un rato, llego a esta iglesia que ven aquí, detrás de ese jardín divino con las flores blancas de los cerezos (creo que son cerezos).
Me puse a pensar: en cualquier otra ciudad del mundo, esta iglesia sería un monumento conocidísimo. Todo el mundo sabría cual iglesia es y seguro que vendrían turistas a verla. Aquí en Paris, es una iglesia más: totalmente anónima. Yo, por lo menos, no tenía la menor idea como se llamaba la iglesia. Me fijé en mi "indispensable" (libro de mapas de la ciudad) y descubrí que se trata de St. Vincent de Paul. A mi no me suena (el santo sí, la iglesia no). ¿A ustedes? Seguro que la mayoría de los Parisinos que no viven en el barrio no deben tener idea que está allí y dudo que la visiten muchos turistas. Cuando se vive rodeado de tanta belleza, nadie se fija en una iglesia más.
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